Una ciudad amurallada en Marruecos

Acerca de:Esauira [Marruecos]
Ventajas:dichas
Desventajas:dichas
Essaouira es una ciudad de Marruecos que tiene un pasado portugués muy presente en sus construcciones. Nunca olvidaremos su hermosa medina. Pero más nos cuesta olvidar la simpatía de sus habitantes. En Essaouira te sientes como en casa. Los turistas son muy queridos por los autóctonos. Saben que dejamos dinerito en la ciudad.

Me llamó la atención el clima de Essaouira. No hacía ningún calor agobiante. Se notaba la fresca brisa oceánica en todas las calles. Me recordó un poco el fresquito que hay en Coruña.

Las murallas de Essaouira fueron mandadas construir por el sultán Mohammed ben Abdallah. Eran otros tiempos. El poderos sultán y sus hombres habían expulsado a los portugueses de la ciudad. Necesitaban las murallas para evitar nuevas visitas no deseadas. De hecho, el nombre de la ciudad significa "bien diseñada". No hay duda de que Essaouira ha sido diseñada para la guerra o, mejor dicho, para evitar caer en las manos de un invasor.

El guía que nos acompañó en nuestro paseo por la ciudad nos contó que el arquitecto a quien se deben las murallas era un prisionero francés cautivo del famoso sultán. El pobre arquitecto francés tuvo que trabajar gratis. Trabajó bien. Les dejó unas murallas perfectamente diseñadas para resistir una guerra.

Nuestra estancia en Essaouira se debía a un viaje de negocios de mi santo. Como siempre hacemos, añadimos placer al trabajo. El placer fue completo. Essaouira es una ciudad poco visitada por los turistas. Se puede pasear sintiéndote casi marroquí porque no ves multitudes de turistas extranjeros.

Os recomiendo visitar esta ciudad. Tiene una medina con dos entradas. Una de las entradas, la Porte Portugaise, da al puerto. La segunda entrada es la Bab Doukkala. Por esta segunda entrada llegan los autobuses. De una puerta a otra está la Avenida du I´Isiqlal, la calle principal con todas las tiendas de la medina. No hubiera salido de allí si mi marido no amenazara con pedirme el divorcio. Temía que lo dejara pobre con mis compras. Casi no me dejó ver lo que había en la calle paralela, la rue Alial ben Abdallah.

En esta ciudad se come lo mismo que en todo Marruecos: muchos cuscus, mucho pescado y unos dulces que te enamoran nada más verlos. No dejes de probar las sardinas fritas en el puerto. Están deliciosas. Yo las comí en un restaurante que está en la zona del puerto. Mi marido se atrevió con una langosta a la plancha. Se muere siempre por el marisco. El restaurante que nos sirvió estos manjares fue el Restaurant la Petite Algue, justo al ladito del Hotel Tafoukt, donde nos alojamos.
Fecha:19:21:52 03/07/21
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Votos:no disponible.
Categorías:Viajes