¿Quién no se acuerda de aquellas tabletas de chocolate gruesas que tenían nuestras madres en casa? Mi madre todavía las compra. Incluso las compra para regalar. La semana pasada me vino con un par de tabletas de Chocolate a la taza EXPRESS de 400 gramos. Quería preparar unos chocolates. Al final no hizo los chocolates y tomamos café. Somos muy cafeteros todos.
Las tabletas de chocolate las estoy comiendo yo a trocitos, igual que cuando era pequeña. me sube la moral cortar un trocito de chocolate y comerlo. El chocolate siempre fue mi medicina de la felicidad. Ver en el papel del chocolate que no tiene gluten ni lactosa me hace sentir menos culpable. Pero no se debe abusar del consumo del chocolate. Tiene mucho azúcar.
Estas tabletas no son nada baratas. Miré los precios. Mi madre pagó por cada tableta 2,25 euros. Será lo que pagué yo cuando compré la siguiente tableta. La primera tableta la estoy acabando trocito a trocito y la segunda tableta se quedará en nada cuando la raspe para una tarta el próximo fin de semana. Ese es otro uso que le doy al chocolate de tableta gruesa: la repostería. Mi madre hace lo mismo. La tarta con chocolate raspado es una especialidad de mi progenitora.
Os recomiendo el Chocolate a la taza EXPRESS. Es el chocolate de tableta gruesa de toda la vida. Tanto te vale para meter una onza en un bocadillo como para preparar un postre. Eso si le quieres dar un uso alternativo. Está pensado para hacer chocolate de taza. Es para lo que casi no lo utilizo.
A mis hijas no les gusta tanto como a mí. Son más de chocolate de merienda. Les gusta el chocolate casi chocolatina, es decir, muy finito. Pero, lo cierto es que el chocolate de tableta gruesa sabe más a chocolate, tiene más cacao puro. Lo notas en el sabor sin necesidad de mirar la composición.