Egipto es un país que todos deberíamos visitar. Yo nunca olvidaré un crucero por el Nilo que hice con mi marido al poco tiempo de casarnos. Disfrutamos el Egipto más bonito. El último viaje que hicimos fue de una semana que se nos quedó corta. Dividimos la semana entre la ciudad de El Cairo y el Valle de los Reyes. Hubiéramos necesitado un mes para ver todo Egipto mínimamente.
En el Valle de los Reyes había muchos turistas. Me aparté del grupo con el que viajábamos y entré en una de las tumbas. El vigilante que había en la entrada me acompañó. No sé si volveré a repetir la experiencia. Una hace locuras de vez en cuando. Reconozco que ir andando por un túnel interminable con el vigilante fue un disparate. Mi marido casi me pide el divorcio cuando salí de vivir mi experiencia con el más allá de los faraones. Se había llevado un buen susto al no verme con el grupo que esperaba cola en otra tumba. Como os decía, el túnel era interminable. A ambos lados había frescos que reflejaban la vida del faraón desde que era pequeño. Encontramos un par de salas, una a la derecha y otra a la izquierda. El vigilante me llevó hasta el panteón del faraón. Estaba al fondo. El muerto lo habían llevado. Dejaron libre el habitáculo. Me encantó. En el techo había pinturas azules con estrellas. Le habían pintado un cielo estrellado al fallecido faraón. Me recordó una habitación infantil.
Me quedé unos diez minutos en el habitáculo. El nubio me dijo que lo podía disfrutar. Aquello era el más allá. Acabé rezando siendo atea. El nubio fue encantador. Cuando salimos por el mismo túnel le di las gracias. Me había permitido vivir una experiencia religiosa.
Mi marido estaba haciendo cola ante la tumba de Tutankamón, un faraón muy famoso que murió joven. Por eso su tumba es más pequeña. Es la tumba menos interesante.
Regresamos a El Cairo. Mi santo tenía varias reuniones de negocios. Aproveché para ir de tiendas con la mujer de un amigo de mi marido. Pronto regresé al hotel. El Cairo es una ciudad agobiante para mí. El polvo del desierto la invade.
Mi marido se sumó a la visita al nuevo museo de El Cairo. Las momias de los faraones fueron trasladadas al nuevo museo. Las llevaron en carruajes con mucho boato. En Egipto tratan bien a las momias. Saben que el turismo les da dinerito. Nosotros pasamos una tarde entera recorriendo el Museo de las Civilizaciones.
Os recomiendo visitar Egipto. Es un país con hoteles maravillosos. Los antiguos palacios de los Reyes fueron convertidos en hoteles. Una buena idea. A los turistas extranjeros nos encanta dormir en las habitaciones de los reyes y reinas de Egipto. Te sientes importante.
Yo iba a Egipto con algo de miedo por el tema de la seguridad. Me sorprendió encontrar un país bastante seguro. Evitamos ir al norte de la península del Sinaí. Por allí andan los islamistas. El resto del país es seguro. Ves mucha policía en las ciudades. La policía de proximidad da seguridad en ciudades como El Cairo. Egipto es un país donde hay muy pocos robos. Cuidan el turismo. Por ejemplo, no encuentras vendedores ambulantes agobiándote por las calles. Son muy respetuosos con el visitante extranjero. Eso sí, en las tiendas y en los mercados, el regateo es norma. Les encanta regatear y que les regatees.
Nos quedó pendiente un viaje centrado en los deportes acuáticos. Egipto es el paraíso del buceo y de los deportes marinos. En el sur de la península del Sinaí encuentras las mejores zonas para bucear. Mi marido escapó un día con sus amigos. Lo pasaron de cine. Vieron muchos peces de colores. Yo lo pasé peor porque temía que se me hubiera quedado con los peces de colores. El buceo es un deporte peligroso.