La Toscana tiene enamorado a mi marido. Yo reconozco que es una región de Italia muy bonita, pero tampoco es para tanto. Lo que más me gusta de La Toscana son sus preciosas vistas sobre Florencia, una ciudad con mucho encanto.
Florencia y La Toscana gustan mucho a los anglosajones. Un primo de mi esposo que tiene padre inglés decidió casarse en Florencia. Su boda fue el motivo de nuestro último viaje a La Toscana.
Mis hijas disfrutaron mucho el viaje. Florencia, el David de Miguel Ángel, ciudades como Pisa, Siena, Lucca, Liborno, los cipreses siempre tan presentes en La Toscana... Hicimos un recorrido bastante completo. Nos acercamos a pueblos poco conocidos con caminos sin asfaltar. Volterra me pareció un pueblo ideal. En Volterra visitamos el castillo de unos amigos. Es un castillo construido en el siglo XII. Me horrorizo. Parecía la casa de Drácula.
Para desplazarnos por La Toscana alquilamos un coche. No hubiera sido necesario de ir sin las niñas. Puedes desplazarte en transporte público. El servicio de autobús funciona muy bien. También hay trenes.
Pasamos una semana larga por La Toscana. Descubrí ciudades que no conocía. El Puerto Liborno me recordó Venecia, sobre todo en su zona de canales. Puerto Liborno tiene un puerto industrial bastante importante.
Regresamos a casa con varios kilos de más. En La Toscana se come muy bien. Yo me puse hasta las cejas de carne a la florentina. Me parecían costillas de cerdo, pero no, era carne de ternera. Mi marido prefería los bocadillos de callos que te venden en la calle. Me recordaron los bocadillos de calamares españoles. Pero los callos son muy fuertes. Lo que me gustó menos fue la papa, una sopa de tomate con pan duro. El tomate como que no me va de ninguna manera. En dulces probamos una especie de turrón con nata muy rico. Mi marido se atrevió con la sopa de higo. Así vino cuadrado. Era puro azúcar.
Si la comida está buena, los vinos no quedan atrás. En La Toscana hay unos caldos excepcionales. Yo me quedo con lo supratoscanos, unos vinos que salen de los viñedos más antiguos, los que están en fincas de villas. Nos queda pendiente pasar unos días en una villa de La Toscana sin hacer tanto recorrido. Unas vacaciones de relax, saboreando el vino de la casa y tomando el sol en el jardín al lado de la piscina.
Os recomiendo visitar La Toscana. Te aseguro que si vas vuelves. Yo siempre digo que no es para tanto, pero no pierdo ocasión para regresar. Aunque sólo sea par ver la ciudad de Florencia a tus pies, vale la pena. Me encanta lo bien cuidados que están los campos. Los italianos saben vender muy bien. No me extraña que los ingleses y americanos se vuelvan locos por La Toscana.