Paris bien vale una misa, pero cada vez menos vale. La capital francesa está perdiendo interés para mi persona. Me parece una ciudad envejecida. Nosotros vamos de cuando en cuando por negocios de mi marido. Hace unos meses nos alojamos en un hotelito con mucho encanto o mucha cutrez, según se mire. El Serotel Lutèce se encuentra en París, a 10 minutos a pie del Jardin du Luxembourg. Es un hotel que parece la casa de una abuelita francesa por su decoración de casa familiar. Ofrece habitaciones insonorizadas y equipadas con aire acondicionado, algunas de ellas con balcón privado. Nosotros tuvimos la suerte de conseguir una habitación con balcón. Mi marido decía que no era mucha suerte. Le agobiaba la tremenda claridad que nos despertaba por la mañana. Las cortinas eran telas blancas muy sencillas. No ponían freno al chorro de luz de las primeras horas del día.
Todas las habitaciones presentan una decoración clásica en el estilo de casa de abuelita francesa. Les pregunté si tenían una habitación con otro tipo de decoración y me dijeron que no. Afortunadamente, no te faltan comodidades. Las habitaciones cuentan con televisión vía satélite, menaje para preparar té y café y baño privado. Nos vino bien la tetera. La utilicé para preparar las tilas que llevaba de casa. En Paris resulta imposible encontrar un bar que prepare una tila.
En este hotel no hay problemas de accesibilidad. El ascensor llega a todas las habitaciones. Saben que a la gente no nos gusta subir y bajar escaleras. También cuentan con habitaciones de o fumadores para los que huimos del humo nocivo del tabaco.
Lo mejor de este hotel es el desayuno. Cada día se sirve un desayuno bufé en la elegante zona de comedor del Serotel Lutèce. Yo engordé comiendo la bollería francesa. Mi marido me miraba con mala cara. Temía mis lamentos en la báscula del baño. No me lamenté nada. El par de kilos que pillé fueron dándole felicidad al paladar con los panes franceses. No nos faltaron tampoco buenos licores. Los huéspedes pueden tomar una copa en el bar del hotel o en la terraza que da al jardín. Mi santo y yo elegimos la terraza. Era mucho más tranquila.
Os recomiendo este hotel. Tiene todo lo que necesitas para una estancia placentera en la capital francesa. El hotel ofrece un servicio de transporte al aeropuerto. Llega puntuales. Lo digo por experiencia propia. Nosotros llegamos con tiempo de sobra para coger nuestro vuelo de regreso a España. Cuenta también con recepción 24 horas. Puedes llegar con tus maletas a la hora que quieras. Las puertas están siempre abiertas.
También os recomiendo usar su servicio de lavandería. No hace falta venir con la ropa sucia en la maleta. Pagas un poquito más y te lavan y planchan la ropa. Mis blusas de seda las dejaron impecables.
No nos perdimos una noche de ópera. Me encanta el bel canto. La estación de metro Censier - Daubenton se encuentra a 500 metros del Serotel Lutèce y proporciona acceso directo a la ópera y a Chatelet. Mi marido también quedó encantado. Le gusta hacerme feliz. Después de la ópera vino una cena romántica. Estábamos en la Ciudad del Amor. El Jardin des Plantes está a 850 metros. Hacia allí fuimos. Era un buen sitio para pasear de la mano. El río Sena y la catedral de Notre Dame se hallan a 20 minutos a pie desde el hotel. Los dejamos para el último día de nuestra estancia.