El Refresco Trina tiene un sabor distinto al de los refrescos de la competencia. Me recuerda mucho el sabor del kas, especialmente en su variedad de limón. Mi suegra dice que sabe más fuerte porque le ponen un mayor porcentaje de zumo.
Lo que le ponen es menos cantidad a los envases. Son botellas de plástico de solo litro y medio. Si estás acostumbrada a las botellas de refresco familiares con dos litros, llevas medio litro menos, y se nota.
La botella cuesta 95 céntimos. No es de los refrescos más caros, pero tampoco es de los más baratos. La marca Trina intenta posicionarse en un término medio. Pero somos muchas las amas de casa y amos de casa que tenemos que buscar precios más baratos en las marcas blancas de refrescos.
Además, ni siquiera es un refresco sin azúcares añadidos. Es mejor que no mires el dato del azúcar si no quieres dejarlo en el lineal. Los fabricantes no son capaces de elaborar unas bebidas no azucaradas.
En el envase nos recuerda que el Trina tiene vitamina C, tiene menos calorías y lleva más zumo de fruta. Tres motivos para comprarlo. El cuarto motivo es su sabor. A mí me encanta, sobre todo el sabor que tiene la variedad naranja.
Lo venden de limón, naranja, manzana y tropical. Mi suegra utilizo el de manzana para rellenar las botellas de sidra estas Navidades. Se ha vuelto una mujer muy apañada. Lo bueno fue que todos los invitados a la comida de Navidad en su casa, creían que estaban bebiendo sidra. No me extraña porque el refresco Trina de manzana tiene un sabor bastante parecido al de la sidra El Gaitero.
Os recomiendo los refrescos Trina. Son sabrosos. Pero no debes abusar de su ingesta por la cantidad de azúcar que tienen entre los azucares presentes en la fruta y los que les añaden.
Los envases deberían mejorarlos. Son iguales. Las botellas, sean de la variedad que sea, cierran con el tapón del mismo color verde. Sólo se diferencian en el color distinto de la bebida que transparenta el plástico.