La Bretaña francesa es una de las zonas más bonitas de Francia. Nosotros hicimos una ruta por el norte de Bretaña inolvidable. Ir en el coche viendo una sucesión de pueblos medievales es como realizar un viaje al pasado. En la costa ves el granito rosa, las mareas que suben o bajan y esa parte verde que enamora.
Nuestras vacaciones en la Bretaña francesa fueron muy tranquilas. Utilizamos como base nuestro alojamiento en Saint Michel en Grève, una población en el norte de Bretaña. Tuvimos la gran suerte de poder alquilar un pequeño apartamento con vistas al mar en este pueblo marinero que tiene una playa espectacular.
Poco cocinamos. Decidimos disfrutar la gastronomía de la Bretaña. Es de lo mejorcito. Los productos del mar, los embutidos, quesos, los dulces elaborados con mantequilla... son exquisitos. De bebida no puedes decirle no a la sidra, la bebida nacional. Pero no todo es sidra, también tienen buenas cervezas. Los bretones también se sienten muy orgullosos de su cerveza.
Tomé nota de su receta de mejillones con patatas. Estaban muy ricos cocinados al vapor. Cuando les ponían salsas me gustaban menos. Los tienen en todas partes: Rennes, Saint Malo, Lanion o Paimpol fueron las ciudades donde estaban más buenos.
Nuestras vacaciones terminaron convirtiéndose en unas vacaciones gastronómicas. Bretaña nos conquistó más con la comida que con sus bonitos pueblos. Comimos mucho pescado. Por ejemplo, las vieiras que en casa casi nunca se comen a no ser que las traiga mi suegra y las prepare ella. Las vieras son típicas de Erquy, cerca de Saint-Brieuc. Cada pueblo tiene su especialidad culinaria. Así las ostras más famosas son las de Cancale. La caballa es uno de los pescados más típicos en los restaurantes de Paimpol.
Llama la atención lo bien cuidados que tienen sus pueblos, incluso los más rurales. Trèguier, Roscooff y Pontrieux en el norte de Bretaña son un ejemplo de ello. Las ciudades con más patrimonio arquitectónico también se ven muy bien. Nosotros visitamos Saint Malo, Rennes, Lannion, Dinan, Nantes y Fougères en nuestro viaje de mirar en global, sin parar mucho en cada localidad. Queríamos que nuestras hijas tuvieran una visión general de la Bretaña francesa.
Espero volver pronto a Bretaña. Quiero volver a recorrer sus canales. Por ejemplo, los de Prontieux. Me llamaron mucho la atención también las piscinas naturales en el mar.
Os recomiendo visitar la Bretaña francesa. De su Costa Rosa me quedo con el tramo conocido como la Costa d´Armor. Las formas de las rocas te hacen soñar. Mis hijas jugaban a imaginar que eran aquellas formas rocosas.
Rennes, la capital, tiene mucho encanto. Es una ciudad de solo 210.000 habitantes, de los que casi setenta mil son estudiantes.