Conocer San Bernardino, una de las ciudades más turísticas de Paraguay, fue toda una experiencia. Me recordó Benidorm. En los meses de enero y febrero está hasta los topes. Es su temporada alta, es decir, el verano del hemisferio sur.
San Bernardino es una ciudad joven, llena de juventud con ganas de fiesta en sus calles. Pero también es una ciudad que no esconde su pasado alemán. Conserva parte de la arquitectura de sus viejos tiempos gloriosos allá por principios del siglo pasado.
Hoy en día poco tiene que ver con la ciudad tranquila que fue. Me dio pena ver la contaminación que hay en el lago Ypacaraí conocido como el lago azul. Nosotros no nos bañamos, pero había mucha gente practicando deportes acuáticos.
Mi marido y yo hicimos mucho turismo en taxi. A mí me daba algo de miedo recorrer una ciudad que no conocía porque no me parecía muy segura. Por eso optamos por el taxi para ir a ver los lugares más emblemáticos.
Empezamos nuestras visitas en la Plaza Bernardino Caballero, la plaza principal de la ciudad presidida por un gran árbol central. Sigue siendo un lugar de encuentro de los lugareños. En su día eran los inmigrantes europeos los que se reunían por allí.
Desde esta plaza fuimos al Mirador Bella Vista, en cuya cima se sitúa una imagen de la Virgen Aparecida. Es uno de los puntos más elevados de la ciudad y permite una visión panorámica del lago Ypacaraí. Por eso está tan frecuentado por los turistas. Me sentí un poco agobiada. Mi marido quería dar un paseo andando por el casco histórico. Yo y tuve bastante paseo subiendo las escaleras que le dan acceso al lado de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Bajamos por la rampa y no me fue mejor. El diseño de la rampa en zig-zag me mareaba.
No sé cómo tuve fuerzas para sumarme al paseo en bicicleta por la Costanera de San Bernardino, una avenida por la que la gente pasea en familia. Va paralela al lago. Cuando nos cansamos de hacer ciclismo turístico, bajamos de las bicicletas y pudimos disfrutar de una de las puestas de sol más bonitas que había visto yo. Era precioso ver como el sol se iba por detrás de las ciudades de Areguá y Patiño, ciudades que están en frente a San Bernardino.
Los recuerdos para la familia los compramos en el Museo Histórico Cultural de la Casa Büttner. Tienen una tienda en la que te venden réplicas de algunos objetos de arte que exponen. Este museo está en la mitad de una casa de una familia alemana rica. Cedieron medio palacio al ayuntamiento supongo que para pagar menos impuestos o no pagar ninguno.
Os recomiendo visitar San Bernardino en Paraguay. Lo que no os recomiendo es ver su Proyecto Boa Serpentario. Salí horrorizada. De hecho no pude acabar el recorrido porque era terrorífico ver tanto reptil junto. Las serpientes las traen de criaderos de Estados Unidos. Todo muy legal y todo muy asquerosillo.
Lo que sí disfruté mucho fue el paseo en catamarán. Había un guía turístico en el barco que te iba explicando la historia de la ciudad mientras navegabas.