El dentífrico más raro que entró en mi casa fue el Lush Sparkle Toothy Tabs Dentífrico, una pasta de dientes que no me acaba de convencer. Noto que me deja el aliento fresco, que limpia bien los dientes gracias a la mucha espuma que hace, pero no es para mí. Prefiero los dentífricos de toda la vida.
Se trata de una pastilla blanda de color blanco gris que sabe a una mezcla de limón con pomelo y pimienta negra. Ni siquiera puedo decir que me guste el sabor. Me deja la boca fresca, pero el sabor es tan rarito como el formato.
Encima me deja la lengua como si acabara de comer un alimento caliente. Esto es por la pimienta negra que lleva en su composición.
Dudo que lo vuelva a comprar. Lo compré porque me llamó la atención el formato y quería probarlo. Con una caja de pastillas ya he tenido bastante. La pastilla poco tiempo te dura. Yo la utilicé como unas cinco o seis veces y ya está en las últimas la caja. Mi hermana también compró este dentífrico y le está durando más tiempo. El otro día estuve en su casa y me llamó la atención ver que su caja de pastillas no va ni por la mitad.
Su uso es sencillo. Sólo tienes que meter una pastilla en la boca, morderla y cepillarte después los dientes. Una vez que has acabado el cepillado debes aclarar la boca con abundante agua para arrastrar la mucha espuma que te deja en la boca.
No os lo recomiendo ni os lo dejo de recomendar. Para gustos colores. Para quien no lo recomiendo es para los niños. Estamos hablando de un dentífrico que no es comestible.
De precio no es ni caro ni barato. Cuesta 3,50 euros. Está en lo normal para dentífricos de marca.
Lo que no es este dentífrico es muy blanqueador. Te promete blanquear los dientes, pero yo no noto que haga milagros.