No fue un problema para mí alojarme en un hotel que no está en el mismo centro de Segovia como es el Hotel Candido. En veinte minutos de caminata me puse en el centro de la ciudad. Mi marido temía mis protestas porque sabe que no me gusta andar. Yo quiero que me quede todo a mano.
El hotel tiene unas estancias comunes amplias y unas habitaciones acogedoras. Está limpio, lo cual es un ventaja a tener en cuenta cuando eres tan maniática de la limpieza como yo. Los desayunos no son el no va más, pero no sales con hambre después de ponerte hasta las cejas de bollería industrial sabrosa y de zumos de cartón.
Nos dieron una habitación exterior con vistas a la ciudad de Segovia. También las había con vistas a las montañas. Preferí ver la ciudad. Las montañas no me interesan. en nuestra habitación dispusimos de TV de pantalla plana, minibar con bebidas suficientes y baño privado con bañera, ducha y artículos de aseo un poco escasos, pero gratuitos. También era gratis la conexión wi fi. Mi marido decía que bien se la pagábamos en el precio. Es un tacaño. Estábamos en un hotel muy señorial y lo lógico era pagar un pastón por dormir en su cama más propia de un palacio que de un hotel. Este hotel tiene una decoración muy señorial. Las camas tenían un minidosel que te hacía sentir como en el Palacio Real.
Lo que no me gustó nada fue el suelo de moqueta de la habitación. Deberían poner baldosas. la moqueta siempre da sensación de asquito. Supongo que la mantienen para darle un aire de nobleza castellana a las habitaciones de este hotel ubicado en un edificio antiguo.
Os lo recomiendo. Es un buen hotel. Vale la pena alojarse en él aunque sólo sea porque las camas extras son tan grandes como las camas principales. En nuestra cama extra durmieron mis dos princesitas como dos reinas. Yo no aguanto los hoteles que te ponen una cama extra en la que no cabe ni una niña sola.