Fuimos a Pola de Siero por Semana Santa. Mi marido quería asistir a la Fiesta de los Huevos Pintos, una fiesta bulliciosa con mucha sidra y mucho folclore. Acabamos bailando como los asturianos. Había una alegría contagiosa.
¿Y qué decir de los huevos pintados? Todo un arte. Los dibujan a lápiz y después lo pintan con rotuladores. Había algunos que tenían poesías escritas, versos muy sencillos que los diferenciaban de los que se quedaban sólo en un dibujo más o menos bonito.
Yo los hice en casa como actividad manual con las niñas. Tienen su truquillo. Primero los dibujas, después los cueces y, todavía calientes, hay que pintarlos. en todo caso, no hace falta tomarse tanto trabajo. Los puedes comprar ya pintados en el mercadillo que hacen en Pola de Siero por esta fiesta.
Nosotros no sólo compramos huevos pintados sino que nos subimos a una carroza y paseamos por las calles de Pola de Siero, engalanadas para la ocasión. Estaba hasta los topes el pueblo. Es una localidad muy bien comunicada por carreteras con el resto de Asturias y con el resto de España.
Espero volver a esta fiesta de Pola de Siero, la villa capital del municipio de Siero, uno de los municipios más poblados de la bella Asturias. La gente es fantástica y los paisajes también lo son. Por eso os recomiendo visitar Pola de Siero. No debes perderte tampoco sus alrededores, unos alrededores que puedes contemplar desde el Mirador de Ordiales. Las vistas son maravillosas.
La fiesta de los Huevos Pintos ya era famosa en el siglo XVIII. No me extraña porque lo que hacen con los huevos es de artistas. Y, como os decía, no es nada fácil. Yo todavía tengo en casa los huevos pintados que compré en el mercadillo. Los compré vaciados. Es como se te conservan años y años. Mi suegra todavía tiene en su casa unos huevos pintados que compró cuando mi marido era un niño.