Mi marido me sorprendió por nuestro aniversario de boda con un conjunto de collar-gargantilla y pulsera de porcelana. Quedé a cuadros. ¿Dónde lo había comprado? le pregunté. En Lladró. Sí, era una joya porcelanosa de la famosa empresa que lleva 65 años creando diseños de porcelana para nuestros dulces hogares.
Estoy poniendo bastante el conjunto. Pongo más la pulsera que el collar. El collar lo estoy dejando para cenas un poco ostentosas en las que quiero quedar bien sin llevar una joya cara de la familia colgada al cuello. La pulsera, en cambio, me es más manejable para un día a día muchas veces de pantalón vaqueros. Les da a mis looks sencillos un toque chic que se agradece cuando una mañana casi de a diario se te convierte en una comida de empresa o tienes que recibir a algún cliente con el que puedes cerrar un buen negocio.
Mi collar y mi pulsera son de color blanco y tienen una forma de hojitas de enredadera colocadas en simetría de trenza. He estado mirando en la página web de Lladró otros diseños y mi conjunto es lo que más me gustó de lo que tienen. Mi marido estuvo muy acertado con su elección. Se nota que conoce mis gustos. Todas las joyas tienen diseños relacionados con la fauna, la flora, el mar. Hay collares, pendientes, anillos, pulseras... y también he visto gemelos para hombres. Seguro que le compró unos a mi marido para su cumpleaños. Son todas piezas delicadas con el sello de calidad y belleza que ponen los diseñadores y artesanos de la marca Lladró. Os recomiendo echarles un vistazo. Seguro que encuentras alguna pieza de esta línea de joyería que te enamora.
La única desventaja que tiene es que te puede romper si cae al suelo. Cruzo los dedos. Me llevaría un disgusto si mi pulsera terminara su vida útil a mis pies. El collar me importaría menos. La pulsera me tiene enamorada. Se está convirtiendo en la pulsera que más adorna mi mano.