Mi marido compró el otro día una bandeja de ensalada rusa Casa Mas y casi le cuesta un divorcio. En mi vida había comido una ensaladilla rusa peor. Estaba fresca y todo eso, pero el sabor de este plato preparado distaba mucho del rico sabor de la ensaladilla rusa que prepara servidora cuando tiene tiempo.
La bandeja da de sobra para dos personas siempre que no tengas mucha hambre y tengas otra comida para acompañar. Nosotros estábamos en la oficina de mi santo y mi marido pensaba que con esta ensaladilla rusa y una pizza pequeña para los dos teníamos de sobra. De sobra tuvimos porque la ensaladilla no la comió ni él. Fue probarla y dejarla.
Ni siquiera te entraba por los ojos. La veías muy amarilla con algo así como huevo, pero ni siquiera puedo confirmar que fuera huevo de verdad. Tenía dos aceitunas contadas. Las dos enteras. Me vinieron ganas de bajar a un supermercado y comprar una bolsa de aceitunas. Dos aceitunas sólo en una bandeja plateada de 500 gramos dan hambre.
El envasado fue otra desventaja que le encontré. Era demasiado de andar por casa. Parecía que traía la ensaladilla rusa que le sobró a la vecina del día anterior. Hay que hacer envasados serios. ¿Qué es eso de poner la comida preparada en una bandeja con un plastiquito de nada.
No la volveremos a comprar. Le costó a mi santo 3,99 euros. Casi le cuesta también el divorcio. Los hombres no se fijan en lo que compran en los supermercados. Van a lo fácil, a los platos preparados y pasan de fijarse en la calidad del producto. No quiero decir con esto que las ensaladillas rusas preparadas no estén mal. Son una buena idea para personas que no tenemos mucho tiempo libre para cocinar o para esos momentos de prisas que tenemos todos. Lo que digo es que la Ensaladilla rusa marca Casa Mas deja mucho que desear. Yo diría que lo deja absolutamente todo.