El Chalet del Golf en Bolvir de Cerdanya, en Girona, era uno de los lugares favoritos de descanso de mi padre. Lo fue hasta el incendio que sufrió en enero de 2001. Desde entonces mi padre dejó de ir. Quienes seguimos yendo fuimos sus hijas. Tanto mi hermana como yo vamos de vez en cuando a alojarnos después de tardes de golf en las que las incidencias del match play dan mucho para comentar.
Esta casa club te la ofrecen para pasar la noche los amigos del Real Club de Golf de la Cerdanya. Es una casona con grandes ventanales de madera que dejan entrar la luz a raudales. Tiene un techo de alcurnia. En inverno la chimenea está siempre encendida. No dejan que sus huéspedes se enfríen.
Más que la casa me gusta la pradera verde que la rodea. Es enorme. La casa queda muy bonita con su tejado de pizarra y sus maderas en medio de tanto verdor. Allí al lado tienes la estación invernal de La Molina. Sigues avanzando con el coche y encuentras por lo menos unas veinte estaciones de esquí esparcidas por el Pirineo. En el Chalet del Golf el negocio es completo: tienen clientes que van a jugar al golf y tienen clientes que van a esquiar cuando estamos en temporada de nieve.
La última vez que estuvimos cogimos un bungalow. Venía mi suegra y necesitábamos espacio. Nos salía más barato una casita de madera individual, como decían mis hijas, que coger tres habitaciones. Las ventanas de los bungalós dan todas al campo, igual que las ventanas del edificio principal.
Os recomiendo el Chalet del Golf. Su decoración interior es muy británica. Sobre todo en los salones y en el comedor ves detalles típicos de una casa bien de la Gran Bretaña. Desde las ventanas de la casona hay vistas preciosas, vistas de postal. Nunca olvidas las montañas nevadas. Ves Puigcerdà, Llívia... A nueve kilómetros está Francia. Yo aproveché para ir de compras al país vecino. Así me consolé por los golpes errados en el golf a causa de un mal swing. Mi marido no consigue enseñarme a jugar al golf bien. ¡Y mira que lo intenta!