El Parador de Toledo es uno de los paradores que más me gustan. Sus vistas a la ciudad de Toledo son impresionantes, sobre todo de noche, cuando ves las casas iluminadas a tus pies.
Hemos estado en varias ocasiones en este bonito alojamiento de Toledo y seguro que volvemos. A mi marido también le gusta mucho. Le parece muy romántico cuando cae el atardecer llenando de magia el lugar.
La única vez que no nos pareció tan romántico fue cuando llevamos a mi suegra. La madre de mi marido se obsesionó con el meandro del Tajo que se veía desde su habitación. No hacía otra cosa que sacarle fotos al río. Hubo que hacer las fotos de familia con el Tajo como telón de fondo.
Además del meandro del río Tajo, se ven las edificaciones más monumentales de Toledo. La ciudad de las tres culturas que da resumida en una imagen de conjunto bellísima.
Por lo demás, el parador está muy bien cuidado. En el jardín exterior una gran piscina vallada invita a nadar cuando hace buen tiempo. Me gusta la valla verde de madera que han colocado en el perímetro para evitar accidentes a los más pequeños de la casa.
Las tumbonas, en los alrededores de la piscina, encuentran la sombra al lado de sombrillas que se integran en la naturaleza con su color verde hierba. Pasé horas en la tumbona mientras mis niñas nadaban y mi suegra andaba de fotógrafa por los alrededores.
Mi marido fue el que se dedicó a teletrabajar. La wi fi del Parador iba bien. Mi santo hacía altos en su trabajo de cuando en cuando, asomándose a la terraza a la que daba nuestro cuarto. Era una terraza corrida, con separadores sencillos entre las habitaciones que tenían salida a ella. Tuvimos la suerte de que nuestra habitación fuera de las altas.
Las estancias del Parador de Toledo son amplias. Habitaciones grandes, salones grandes,... No pasas estrecheces en este parador de austeras fachadas de piedra y comida exquisita.
Hablando de comida, no debes perderte la perdiz estofada. Yo no quería ni olerla. No me gustan ese tipo de carnes. Cambié de opinión cuando accedí a probarla. Estaba que te chupabas los dedos. Lo mismo puedo decir del sabroso ponche toledano.
Os recomiendo el Parador de Toledo. Es un buen alojamiento para acercarte a ver, por ejemplo, la Casa Museo del Greco o hacer turismo de iglesias. Mi suegra se apuntó al turismo religioso cuando se cansó de sacarle fotografías al río Tajo. Visitó la catedral de Toledo, iglesias, sinagogas y todo lo que se podía ver.
Mis niñas y yo hicimos turismo de sol y piscina. El tiempo lo permitía. Mi marido participó de los dos tipos de turismo, una vez que descartó apuntarse al vuelo sin motor que iban a hacer unos amigos nuestros también alojados en el Parador de Toledo.