No es que David Otero sea un nombre que suena mucho, pero si dices que es uno de los componentes del grupo El canto del loco, te sonará más. Este grupo que formó en su día con su primo es agua pasada. Ahora David Otero prueba suerte en solitario. También prueba suerte con la literatura. Su primer libro es Precipicio al mar, un libro que tras una portada que parece haber salido de los pinceles del surrealismo de Dalí, nos cuenta su vida privada actual con todo lujo de detalles.
David se nos muestra como un padre agobiado. Sus hijos crecen y él quisiera atarlos en pequeñito. Ver como su hija Luna pide un sándwich en un bar sin necesidad de ayuda lo hace pensar. Pensando le sale la letra de una canción en una playa de Marruecos. De la canción al libro de memorias de un padre comprometido hay un paso. Sólo hace falta ponerse a escribir los sentimientos que salen de dentro cuando uno se pone filosófico.
El libro está escrito en primera persona. Lo lees rápido. Un vocabulario de andar por la calle te va enganchando en un relato de situaciones del día a día de una familia joven. Luna, la niña, te atrapa. Gael, el niño, es más pequeño. David nos habla del nacimiento de sus hijos, de toda la historia familiar. Precipicio al mar es un libro que escribe para sus niños, pero no puede evitar publicar. hace bien: todo lo que suma no resta. El dinero siempre es bienvenido a un presupuesto familiar.
Os recomiendo el libro. Precipicio al mar de David Otero es un libro de recuerdos. Está redactado desde el punto de vista de un padre implicado en la crianza de los hijos. Hay muchas cosas positivas en la llegada de un niño, nos dice, pero no deja de relatarnos las cosas negativas que tiene la paternidad. Por ejemplo, el dolor que causa ver crecer a los hijos. Es ley de vida. Los niños y niñas nacen para volar solos cuando toca.