Elegimos el Travelodge London Vauxhall para nuestro último fin de semana en la capital del Reino Unido porque tiene habitaciones familiares. Nosotros necesitamos espacio para no discutir. Las habitaciones pequeñas te vienen costando prácticamente lo mismo y no tienes la comodidad de una habitación amplia.
En todo caso, no se podía comparar con las habitaciones familiares y no familiares de los hoteles españoles. Eché de menos la limpieza que encuentras, en general, en la hostelería española. En este hotel admiten mascotas. Pues bien, encontré en el suelo varios pelos de perros. Tuve que llamar a recepción para que vinieran a limpiar la habitación a fondo.
No quedaron ahí las desventajas. Casi me da un patatús cuando vi que nos iban a cobrar la conexión wi fi. Me fui con mi portátil a una zona común para evitar el pago, pero no fue posible. Tanto daba que te conectaras en tu habitación a la Red de Redes como que lo hicieras desde un pasillo: había que pagar extra.
Mi chico quería alquilar un coche para nuestros desplazamientos. Le quité la idea de la cabeza. En el hotel había parking, pero era de pago. Yo no estaba para más extras. Las niñas tendrían que andar los casi dos kilómetros que había hasta la dichosa Torre del Reloj que querían ver in situ. Entre caminatas, el bus y el metro nos ahorramos el alquiler de un coche. Menos mal que tanto el bus como el metro tenían parada delante del hotel.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el Travelodge London Vauxhall. La única ventaja que le encontré fue que teníamos una habitación amplia. Este hotel ganaría mucho en limpieza si no admitiera mascotas o si hubiera unas habitaciones aparte para los que llevan mascotas igual que tienen habitaciones específicas para fumadores. La decoración de las habitaciones es muy de hotel moderno, pero sin lujos. Camas duras de hotel, cuarto de baño correcto, secador de pelo bien atado a la pared y geles y champús contados.