La boda de Rosa de Iciar Bollaín es una película que no te deja indiferente. Hay escenas con un toque de humor y hay otras escenas que transmiten tristeza aún cuando Iciar las escribió pensando en la alegría.
Cuando llega el final de la película sientes que pudo estar mucho mejor. Candela Peña, la actriz que le da vida a Rosa en la gran pantalla, no me acabó de convencer en el papel de una mujer sola. No está mejor el resto del elenco. Sergi López, Nathalie Poza y Ramón Barea son grandes autores que no están en sus mejores momentos. Hacen lo que pueden. Pero podrían hacer más si creyeran ellos mismos sus diálogos hilarantes.
La familia de la película deja mucho que desear también. Es una familia en la que sus miembros se quieren, pero no se escuchan. No me extraña que la pobre Rosa quiera casarse con ella misma. Rosa tiene una familia que pasa bastante de ella. Por tener hasta tiene una hija interpretada por Paula Usero, una joven actriz que hace más teatro que cine.
Os recomiendo la película. Es una película que intenta recrear una familia actual y también hablarnos de las decepciones de las personas. La familia de Rosa es una familia de sueños rotos. Por ejemplo, su madre era modista y querría haber sido diseñadora, pero se quedó en una simple costurera. Tenía que criar a sus hijos. Rosa también vió sus sueños truncados al ser madre soltera. Ahora, con cuarenta y muchos años, quiere darse la oportunidad de hacer realidad sus sueños.
Reconozco que La boda de Rosa no es una película que me acabe de convencer. La he ido a ver dos veces a una sala de cine. No me cuadra Rosa como una persona que quiera casarse consigo misma. Me cuadraría más si fuera una mujer que hubiera tenido una trayectoria de soledad real. La soledad de Rosa es una suma de soledades acompañadas, de esas soledades que más bien te llevan a formar una nueva familia con un hombre ideal que a una autoboda.